Mirador Galactico







Esta foto está tomada desde el repetidor de Zarra, donde hay unas vistas espectaculares de todo el Valle de Ayora.
Ya estuve con anterioridad en este lugar, es uno de los primeros mandamientos del fotógrafo nocturno, ir de día a las ubicaciones para así no llevarse sorpresas, pensar en los encuadres, ver los peligros y tener plan B y C.

En la foto podemos observar todo el valle bajo el arco de la Vía Láctea, que termina con el centro galáctico frente a la silueta del  Monte Mayor, y continua hasta perderse sobre la central nuclear de Cofrentes.
Para poder realizar esta composición tuve que realizar varias exposiciones con diferentes ISO para así poder tener poca luz en la parte del suelo y mucha en el cielo.

Ahora un poquito de nuestra historia:
La comarca es esencialmente montañosa con dos valles que cortan su relieve, abriendo camino a las cuencas hidrográficas de los ríos que en ellos confluyen; y está situada en el límite de la región, lindando con Albacete. Son tierras regadas por los ríos Júcar, Cabriel, Cautabán y Reconque, entre los cuales se sitúan una serie de pueblos unidos por su historia y sus costumbres: Cofrentes, Jalance, Jarafuel, Teresa de Cofrentes, Cortes de Pallas, Zarra y Ayora; municipios de gran valor paisajístico, artístico y gastronómico, que conservan todavía tradiciones de origen árabe.
El valle de Ayora se forma entre la Sierra Palomera y el Macizo del Caroche, en dicho valle se encaja el río Cantabán hasta llegar a Jalance, donde confluye con otro valle, el del rio Cabriel a su unión con el rio Júcar, y en medio quedan los pueblos de Jarafuel, Teresa de Cofrentes y Zarra, y un poco más aislado Cortes de Pallás.
Históricamente la comarca fue zona fronteriza, dado su difícil acceso, entre los reinos árabes y las coronas de Castilla y Aragón, por ello cambió constantemente de manos durante el siglo XIII, hasta que finalmente fue conquistada por Jaime I, quien lo cedió a la Corona de Castilla, bajo cuyo auspicio se produjo la Primera Repoblación. En el inicio del s.XIV retornó a la Corona de Aragón con Pedro III y Jaime II y sus políticas de expansión del reino, siendo ya desde el inicio de la conquista un núcleo de moriscos levantiscos dada su orografía de difícil acceso.
Siglos más tarde con la Expulsión de los Moriscos en 1609 llego el quebranto demográfico y económico de la comarca, constituyendo un fuerte núcleo de resistencia (Cortes de Pallas y Jalance principalmente) duramente reprimida. El duque de Gandía, entonces señor del valle, dirigió la Segunda Repoblación, imponiendo en la zona condiciones muy duras de pagos, especialmente las referidas a la partición de frutos. Ya en el siglo XIX, durante el reinado de Fernando VII, la población del valle se opuso con fuerza a seguir cumpliendo las exigencias señoriales y fue nuevamente foco de revueltas campesinas.
La comarca es un enorme tapiz verde rodeado de montañas, cuyas cimas superan los mil metros de altitud, cubiertas de pinares, enebros, y madroños, cubiertos en su base de romero, retama, esparto y tomillo. Por todo ello es un paraíso para las actividades al aire libre: senderismo, camping, pesca, caza, piragüismo, escalada, montañismo, espeleología, parapente, bicicleta de montaña, etc.
Gastronómicamente los guisos principales que se preparan son los “Gazpachos de Monte” (parecido al gazpacho manchego) servidos sobre la torta tradicional, las ollas, potajes, el morteruelo, el calducho, etc. platos sabrosos recomendados para los meses fríos, y otros como el ajetao, el ajotonto, el trigopicao y las gachamigas. Junto a ellos toda una serie de pastas y dulces, como los grullos, el aguamiel y los almendrados, etc. También importantes son las frutas (melocotones y cerezas) y la miel, de producción ancestral, que todavía perdura, celebrándose todos los años la Feria Nacional Apícola. 

Comentarios